A veces siento que voy corriendo atrás del mundo, persiguiéndolo; con sus personas y sus hechos. Y mientras camino buscando mi destino, huyo. Huyo de no sé quien y no sé por qué.

A veces me fastidia estar tan localizable por todos y deseo un día sin llamadas, sin saludos, sin tener que ver a nadie. Por el contrario otras veces voy tras alguien, saludando, buscando la plática, rebanándome los sesos por encontrar un tema de conversación que se vuelva ligero y fluído, natural en lo que no es natural porque al alguien no le interesan mis palabras y las conteste sólo por cortesía, quizá, por educación.

Correr----> Perseguir----> Huir ----> Perseguir----> Correr----> Huír---->

Y así sucesivamente...

Y nunca llego a mi destino, ni capturo a los que persigo ni conozco a mis persecutores.